Confiar es vivir en un movimiento continuo, así como lo hace un niño…

 

Llevaba tiempo preparando aquel viaje para intentar que ese nudo en la garganta desapareciera. Me encontraba a cientos de kilómetros de distancia de la realidad del momento y me habían advertido amigos en más de una vez que tuviera cuidado con perder la estabilidad y el confort de una vida hecha. Pero un pensamiento me llevaba a otro y en un momento el nudo de mi garganta no me dejaba ni de respirar. Todo me presionó, incluso aquellos que decían ser los que más me querían.. todo se me hizo enorme. 

Me pregunté qué hacía ahí, no lo entendía, no comprendía nada, de repente no podía con todo solo, quería irme, desaparecer... Tiraba la toalla, y como estaba fuera de mí, dije en voz alta: ¡Se acabó todo..! Se lo dije a todos, pero en especial a la vida… una vida que ya no estaba… me hundí en llantos, confusión y pena…

Antes de lo que yo me esperaba, mi teléfono sonó.. y la vida me llevó a mi siguiente aventura…

A raíz de lo que me sucedió y de otros acontecimientos que vinieron después, entendí que no estaba solo, que nunca lo había estado y que nunca lo estaría… Aprendí a confiar en la vida, en los sueños, en la ilusión, aprendí a pedir y a recibir, aprendí a agradecer. Y es así como comenzó mi nueva relación con la vida.. una nueva versión de mí mismo…. nadie me lo había contado…fue en esos primeros meses que estaba conociendo a la vida directamente y me puse en sus manos. Creo que no sería justo que lo llamase casualidad, o suerte…

Y así fue como empecé de cero. Aprendí a caminar con la vida a su ritmo..una temporada con muletas, otras aprendiendo andar y pronto volviendo a correr…

Gracias a “TODOS” los que me llamasteis, gracias por creerme y gracias por confiar en mí … Gracias Mi Vida …

“Confiar es vivir en un movimiento continuo, así como lo hace un niño…”

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